Tras un
ajetreado fin de verano nuestro grupo “Blackfriars” retomó las salidas de MTB por tierras sajonas. Como
primera ruta oficial tras el periodo estival se propuso un recorrido
que hacía tiempo que tenía ganas de explorar.
Se
trataba de seguir gran parte de la NCN 6 (National Cycle Network) y
la NCN 21, que unen, a lo largo de 55 km, las históricas ciudades de
St Albans, al Noroeste de Londres, con la de Windsor a la que da
nombre su famoso castillo, residencia oficial de reina en verano.
La NCN 6
es bastante conocida entre los cicloturistas de largas distancias .
Discurre siguiendo el trazado del Gran Union Canal que en teoría nos
permiría unir las ciudades de Londres y Manchester siguiendo su rama
principal y sus canales secundarios.
Mapa de la red de canales navegables al Oeste de Londres |
Estos
canales son empleados a menudo por los ciclistas de la zona como
rápidos y seguros corredores naturales. No es de extrañar, ya que
el Reino Unido cuenta con una vasta red de canales navegables. Sus
“caminos de servicio” asociados, empleados en tiempos para el
arrastre de barcazas por animales de carga, están bien mantenidos y
son ideales para la práctica del MTB.
Para la
dirigirnos al inicio de la ruta cogimos uno de los numeros trenes que
van desde Londres a St Albans para luego volvernos desde Windsor en
una línea diferente.
Un dato:
a partir de 3 personas se obtiene descuento del 50% en la tarifa (de
grupo) del billete. Además descubrimos que esta tarifa reducida
también se puede obtener en las máquinas expendedoras de las
estaciones.
El día amaneció nublado, con una alta probabilidad de lluvia, aunque esto es algo que, los que vivimos por aquí, estamos acostumbrados a tratar. Un poco de llovizna no nos va amargar las salidas porque de lo contrario nunca saldríamos de casa. Un buen chubasquero transpirable y unos botines impermeables son siempre buenos aliados del ciclista anglosajón.
Como
algunos decían durante la salida: “nosotros con este tiempo en
España nos íbamos a almorzar y dejábamos la bici para otro día”
Así
pues, la salida transcurrió sin grandes incidencias y disfrutando de
un agradable día otoñal.
Mi pinchazo, con una púa de unos 4 cm de
largo, fue de lo mas destacado, especialmente porque según lo
arreglaba, un niño nativo, grueso, de unos 8 años paseaba a quien
podría ser su hermano de 4 en un Quad, sin casco (ambos), y a toda
velocidad a mis espaldas ante la parsimonia de los adultos que se
suponen responsables de los mismos.
La
recompensa final: La agradable llegada a Windsor y el “lunch” de
campeonato que nos metimos para el cuerpo en uno de los pubs muy
recomendables de la ciudad.
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